Tutor ideal.
¡ Hola de nuevo !
Para empezar por el principio, qué es un tutor?
Un tutor (educativo) es aquel que, siendo asignado por el centro (por el director y el jefe de estudios), tiene las competencias de orientar y guiar a sus alumnos en el proceso educativo durante uno o varios cursos escolares.
En el post de hoy hablaremos sobre la práctica que realizamos en clase por grupos sobre los valores o cualidades que tendría nuestro tutor ideal. A continuación, os presento a Eva junto con las características en las que coincidimos:
Además de las anteriores también considero de vital importancia algunos valores, cualidades personales así como habilidades sociales y competencias profesionales:
Valores:
- Respeto
- Tolerancia.
- Amabilidad.
- Comprensión.
Cualidades personales y habilidades sociales:
- Saber escuchar.
- Ser resolutivo.
- Paciente.
- Entregado y constante.
- Conciliador.
- Animador.
- Benevolente.
- Autocrático.
- Carismático.
Competencial profesionales:
- Habilidades comunicativas y expresivas.
- Habilidades didácticas.
- Formación a lo largo de la vida.
- Fomentar buen clima de aula.
En definitiva, creo que un tutor ideal, debería conocer los nombres de sus alumnos.
Debería entender y comprender las inquietudes de sus alumnos para convertir sus motivaciones en vocación.
Un buen tutor tendría siempre la confianza puesta en las capacidades de sus alumnos.
Debería creer en las capacidades de sus educandos y defender los intereses de estos en los claustros de profesores.
Un tutor ideal, fomentaría la participación y el debate, formando de esta manera personas críticas capaces de dar su propia opinión.
Un buen tutor sería capaz de conectar "su mundo" con el mundo real. Demostraría que las cosas que se aprenden en la escuela, realmente sirven y son útiles en el mundo de fuera.
Por supuesto, fomentaría el respeto, la igualdad y la solidaridad y lo difundiría con el ejemplo.
Relacionada con la anterior, desde mi punto de vista debería tener curiosidad y la capacidad de trasmitirla a sus alumnos.
Si no lo es de por sí, deberá aprender a ser paciente y saber esperar a que los resultados lleguen.
Para eso hay que ser constante y ante todo, mantener la motivación, esa chispa y toque diferente necesario para ser un buen tutor, un buen profesor.
Respecto a mí, no sé si algún día llegaré a ser una tutora ideal, pero lo que sí sé es que con mis cualidades, habilidades, valores, motivación y competencias trataré de serlo y trataré de adquirir aquellas características que flojeen más en mí, siempre intentando dar mi mejor versión.
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